el camino de la felicidad empieza aquí

viernes, septiembre 15, 2006

Buenas tardes chicos y chicas...bueno chicas y...chico.

Hoy he venido a contaros un cuento acerca de un enanito verde que vive en un bosque azul......

(Mirando hacia la puerta).¡Qué veo!.Tenemos visita. Pasa, pasa.

(Mirando al público).Supongo que vosotros no lo podéis ver pero ha venido a escuchar nuestra historia Adalberto.

(Empujón).(Risas).Vale, vale.

No quiere que se le llame por su verdadero nombre, no le gusta, prefiere que se lo conozca como “el fantasma del Miriñaque”.¿Queréis oír su historia?.

(Mirando al fantasma).¿Qué te parece?.

(Mirando al público).Siendo la historia de un fantasma tal vez esperéis algo emocionante, misterioso o simplemente aterrador. Pero no es así, la de Adal...este fantasma, no es gran cosa, pero si estáis dispuestos a escucharme os la contaré.

(Empujón y ademán de escuchar)Si, si, se lo diré.

(Al público)Quiere que sepáis que está muy contento de que ahora ésto sea una escuela de teatro. Se divierte mucho aquí.

Antes de vosotros ha pasado momentos verdaderamente aburridos. Esto era un almacén donde un hombre guardaba sus cosas y el pobre fantasma(señalándolo)se desesperaba encerrado totalmente solo entre estas cuatro paredes. Bueno...se hubiera muerto de aburrimiento si hubiera estado vivo.

Esos años fueron muy malos para él ...aunque no fueron los peores...un salón de belleza...bueno...una peluquería... lamentable...puede haber peor castigo...condenado a escuchar los chismorreos de viejas sobre personas que no conocía ni llegaría a conocer nunca ’os recuerdo que atrapado aquí no podía ni asomarse a la calle’.

(Al fantasma)¿Qué era peor, escucharlas o no poder salir de este lugar?.

No, no me burlo de ti porque estés muerto y encerrado aquí, la vida ahí afuera tampoco es una maravilla.

(Al público)Está un poco triste por no poder contaros su historia él mismo y a la vez contento porque sepáis de su existencia. Son las contradicciones de un fantasma, condenado a la soledad no puede vivir sin la compañía de otras personas...(codazo).

(Risas)Es muy susceptible. Cada vez que se nombra la palabra vida o el verbo vivir se molesta.

(Mirando al fantasma)¡No entiendo porqué!.

¿Por dónde íbamos?...¡Ah si!. El momento que de verdad nos interesa.

Habéis de saber, chicas y...chico, que antes de ser un salón de belleza este local fue un salón recreativo.

(Señalando al fantasma) ¡Mirad cómo se le ha iluminado la cara cuando lo he comentado!.

Le encantaba este lugar, se pasaba aquí días enteros, llegó a dominar todos los juegos, dardos, billar, futbolín...todo...Era un maestro en cada uno de ellos. Llegó a manejarlos de tal manera que ya nadie quería jugar con él, por lo que...jugaba solo. Y allí se le iban las horas. Y pasó a convertirse en parte del mobiliario. No comía, no dormía...fue adelgazando y difuminándose poco a poco hasta que un día desapareció...así...sin más.

Nadie notó su ausencia, simplemente dejó de existir porque hacía ya tiempo que no existía para nadie y es bien sabido que cuando nadie se acuerda de ti es como si no existieras y eso fue exactamente lo que le sucedió a él (señalando al fantasma).

Desde entonces vive aquí, en este local, y aquí seguirá durante no se sabe cuanto tiempo. ¡Ni él mismo lo sabe!.

(Mirando al fantasma)¿Tienes algo más que añadir?. ¿No?.

(Mirando al público). Ya os dije que no era una clásica historia de fantasmas.

(Mirando al fantasma). Ven. Acércate más y saluda, ahora ya hay mas gente que conoce tu existencia.

(Me retiro y dejo toda la escena al fantasma).

Buenas tardes chicos y chicas...bueno chicas y...chico.

Hoy he venido a contaros un cuento acerca de un enanito verde que vive en un bosque azul......

(Mirando hacia la puerta).¡Qué veo!.Tenemos visita. Pasa, pasa.

(Mirando al público).Supongo que vosotros no lo podéis ver pero ha venido a escuchar nuestra historia Adalberto.

(Empujón).(Risas).Vale, vale.

No quiere que se le llame por su verdadero nombre, no le gusta, prefiere que se lo conozca como “el fantasma del Miriñaque”.¿Queréis oír su historia?.

(Mirando al fantasma).¿Qué te parece?.

(Mirando al público).Siendo la historia de un fantasma tal vez esperéis algo emocionante, misterioso o simplemente aterrador. Pero no es así, la de Adal...este fantasma, no es gran cosa, pero si estáis dispuestos a escucharme os la contaré.

(Empujón y ademán de escuchar)Si, si, se lo diré.

(Al público)Quiere que sepáis que está muy contento de que ahora ésto sea una escuela de teatro. Se divierte mucho aquí.

Antes de vosotros ha pasado momentos verdaderamente aburridos. Esto era un almacén donde un hombre guardaba sus cosas y el pobre fantasma(señalándolo)se desesperaba encerrado totalmente solo entre estas cuatro paredes. Bueno...se hubiera muerto de aburrimiento si hubiera estado vivo.

Esos años fueron muy malos para él ...aunque no fueron los peores...un salón de belleza...bueno...una peluquería... lamentable...puede haber peor castigo...condenado a escuchar los chismorreos de viejas sobre personas que no conocía ni llegaría a conocer nunca ’os recuerdo que atrapado aquí no podía ni asomarse a la calle’.

(Al fantasma)¿Qué era peor, escucharlas o no poder salir de este lugar?.

No, no me burlo de ti porque estés muerto y encerrado aquí, la vida ahí afuera tampoco es una maravilla.

(Al público)Está un poco triste por no poder contaros su historia él mismo y a la vez contento porque sepáis de su existencia. Son las contradicciones de un fantasma, condenado a la soledad no puede vivir sin la compañía de otras personas...(codazo).

(Risas)Es muy susceptible. Cada vez que se nombra la palabra vida o el verbo vivir se molesta.

(Mirando al fantasma)¡No entiendo porqué!.

¿Por dónde íbamos?...¡Ah si!. El momento que de verdad nos interesa.

Habéis de saber, chicas y...chico, que antes de ser un salón de belleza este local fue un salón recreativo.

(Señalando al fantasma) ¡Mirad cómo se le ha iluminado la cara cuando lo he comentado!.

Le encantaba este lugar, se pasaba aquí días enteros, llegó a dominar todos los juegos, dardos, billar, futbolín...todo...Era un maestro en cada uno de ellos. Llegó a manejarlos de tal manera que ya nadie quería jugar con él, por lo que...jugaba solo. Y allí se le iban las horas. Y pasó a convertirse en parte del mobiliario. No comía, no dormía...fue adelgazando y difuminándose poco a poco hasta que un día desapareció...así...sin más.

Nadie notó su ausencia, simplemente dejó de existir porque hacía ya tiempo que no existía para nadie y es bien sabido que cuando nadie se acuerda de ti es como si no existieras y eso fue exactamente lo que le sucedió a él (señalando al fantasma).

Desde entonces vive aquí, en este local, y aquí seguirá durante no se sabe cuanto tiempo. ¡Ni él mismo lo sabe!.

(Mirando al fantasma)¿Tienes algo más que añadir?. ¿No?.

(Mirando al público). Ya os dije que no era una clásica historia de fantasmas.

(Mirando al fantasma). Ven. Acércate más y saluda, ahora ya hay mas gente que conoce tu existencia.

(Me retiro y dejo toda la escena al fantasma).

1 Comments:

At 11:16 p. m., Blogger marvision said...

me ha gustado el post. Que razón cuando dices eso de, cuando nadie se acuerda de ti, es que ya no existes, ciertamente, por eso hay que estar entregándose para ser necesitado por alguien. Me gusto, buen comienzo.
marvision

 

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